TRET DE ''LASPROVINCIAS.ES''
Manolo, Pepe, María del Carmen y Arancha montaban guardia a las ocho en punto a la puerta de la barraca fallera del Carmen. Un médico, un pensionista, una esteticién y una estudiante se han convertido en la imagen de la resistencia a la demolición que prevé el Ayuntamiento. Café en mano aguardaban ayer para impedir que nadie entrara en el recinto. Era el día señalado para que comenzara a derruirse la construcción y levantar después un retén de bomberos y policía. Pero no fue así. De momento, la oposición de los miembros de la comisión San Miguel-plaza Vicente Iborra ha ganado el primer asalto.
Las horas iban pasando y cada vez llegaban más falleros que, con una alegría efímera, contemplaban cómo la barraca del Carmen continuaba en pie. Al menos de momento. "Me da una pena enorme pensar que en unas semanas cuando pasee por aquí esto ya no estará. He pasado mi infancia y mi juventud en la falla", lamenta Arancha, una joven universitaria.
La incertidumbre planea sobre el casal y sobre todos sus falleros. Fuentes municipales apuntaron a que los derribos comenzarán la semana que viene ya que los trabajos requieren de un proceso administrativo, un informe técnico y un plan de seguridad que están ultimándose. El Consistorio también estaba a la espera de un informe de jardinería que permitiera trasladar el arbolado de la parcela. El documento llegó ayer mismo.
Sin embargo, las mismas fuentes descartaron que el retraso en el derribo -previsto para ayer- se deba a la demanda interpuesta en el juzgado por los falleros el mes pasado. Los afectados alegan que el Consistorio les cedió la parcela hace 30 años pero hace 22 años acabó la cesión y basándose en el fundamento de la usucapión, este terreno es ahora suyo.
No saben cuándo irrumpirán las máquinas. Pero tampoco cómo actuar mientras tanto. "Si no vienen hasta la semana que viene, este fin de semana comenzaremos a sacar todo lo que tenemos dentro. Algunos quieren sacar las cosas para que no se pierdan y otros quieren resistirse hasta el final. Lo que no se va a mover de ahí es el estandarte", asegura con convicción Eduardo Chirivella, portavoz de la comisión.
En el interior hay fotografías de las falleras y señeras colgadas en las paredes, varias vitrinas que contienen, entre otras, una imagen de la Geperudeta así como numerosa documentación con la historia de la falla custodiados en un despacho del casal. "Tendremos que repartírnoslo todo y guardarlo en las casas", explica Manolo.
Ayer por la tarde, mientras se encontraba trabajando, Eduardo recibió una llamada de un inspector de la Policía Local informándole de que el Ayuntamiento les acababa de remitir "el edicto para entrar cuando quieran y que, por tanto, la barraca debe quedar desalojada desde ese momento".
Romper la cadena
De hecho, a última hora comenzaron a instalarse señales que prohiben aparcar en la por el comienzo de obras. Hoy los falleros volverán a madrugar para asegurarse de que nadie entra a la barraca. "Que rompan la cadena porque nosotros no les vamos a darlas llaves. No nos opondremos por la fuerza pero tampoco les facilitaremos nada. Les haremos fotos y les pediremos sus datos para que nos sirvan de prueba en un hipotético juicio", afirma Eduardo.